Mientras
el siglo XVII había
tenido un balance negativo desde el punto de vista demográfico,
el siglo XVIII va a ser testigo de una fase de recuperación durante
la primera mitad de la centuria y de crecimiento de la población en
la segunda mitad. Este balance demográfico es positivo debido a diversas
causas: descenso de la mortalidad catastrófica (peste, epidemias), disminución
de las malas cosechas, crecimiento económico y, al final del siglo XVIII,
mejoras en la alimentación con la introducción de la patata.
A pesar del crecimiento de la población, Extremadura sigue siendo
una región con abundantes despoblados, con una densidad de población
muy baja (10 hab/kilómetro cuadrado), con una gran cantidad de núcleos
de muy pequeño tamaño y con una gran escasez de grandes centros
urbanos.
Los Borbones, conscientes de la importancia de la población para el desarrollo del país, realizaron varios recuentos periódicos de población, que nos permiten conocer la situación demográfica, con una mayor exactitud que en los siglos anteriores. Estos recuentos son los siguientes:
Fuentes demográficas |
Años |
Habitantes de Extremadura |
Vecindario de Campoflorido |
1717 |
231.909 |
Catastro de Ensenada |
1752 |
386.949 |
Censo de Floridablanca |
1787 |
412.041 |
Censo de Godoy |
1797 |
428.493 |
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